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Gerardo la mira por TV

En el medio de una gran cantidad de rumores, versiones alocadas y tibias desmentidas, la Quinta de Olivos es el epicentro de reuniones entre Macri y su mesa chica. Allí ya se ha visto llegar al jefe de gabinete, Marcos Peña, a la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y al jefe de gobierno de la Capital, Horacio Rodríguez Larreta. Pero los gobernadores y aliados radicales, entre ellos Gerardo Morales, brillan por su ausencia.


Macri sabe que el lunes tiene que dar un mensaje contundente que calme a los mercados y viene trabajando sobre propuestas en pos de ello. Las recetas que baraja no serían una novedad: van desde el anuncio de “déficit cero” que ya se hizo en los 90, hasta la aplicación de retenciones al campo, una medida con mucho gusto a kirchnerismo.


Para evaluar el impacto de las mismas y la manera de comunicarlas, Macri también convocó a su ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y a su asesor en materia de comunicación, Jaime Durán Barba. Sin embargo, hubo ausencia de muchos dirigentes que otrora se los convocó para integrar una especia de “mesa de conducción”: faltan no sólo Rogelio Frigerio y Emilio Monzó sino todos los dirigentes radicales de peso, entre ellos Alfredo Cornejo, Ernesto Sánz y el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales.


¿Dónde quedaron aquellas promesas de ampliar el debate y sumar a la mesa chica nuevas voces? Todavía muchos recuerdan esas fotos de mayo, en las que todos los dirigentes posaban sonriendo y dando muestras de un trabajo coordinado que se incrementaba. La realidad habla por sí sola: en su hora más crítica Macri trabaja con pocos colaboradores y exclusivamente con Vidal y Larreta. Acaso por una cuestión de confianza y afinidad o quizás, como muchos creen, como una nueva muestra de un centralismo a la hora de tomar decisiones que en Jujuy ya comenzó a causar fastidio.


Editorial
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