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UCR-PJ: ¿todos unidos triunfaremos?

Durante los últimos días, comenzaron a sincerarse en público algunos principios de acuerdos que vienen elucubrándose hace tiempo. Se trata de los que involucran a los dos partidos centenarios, la UCR y el PJ, en torno a la sucesión del gobernador Gerardo Morales en 2023.


El presidente del PJ local, Rubén Rivarola, nunca puso mucho esmero en disimular su juego propio, pero su foto junto a Morales, el "Chuli" Jorge y Facundo Manes de hace pocos días cayó muy mal en el Frente de Todos. Se trata de un momento en el que desde distintos sectores del oficialismo nacional se han alzado en contra del gobernador de Jujuy, haciéndose eco de las históricas denuncias sobre el manejo de la Justicia local.


¿Por qué Rivarola elige ese momento para fotografiarse con Morales? Muy simple: sabe que las críticas a la situación de la Justicia jujeña no involucran sólo al radicalismo sino también al peronismo. Por acción u omisión, el PJ local siempre ha respaldado el rumbo del Gobierno, sobre todo en cuanto al manejo de los jueces, donde la única pretensión pareciera ser sumar un nombre propio al Tribunal Superior de Justicia.


Desde Buenos Aires comenzó entonces a plantearse la intervención del PJ, bajo el mismo argumento con el que fuera intervenido hace pocos años: no se puede ser oficialismo y oposición a la vez. Guillermo Jenefes, ex vicegobernador y actual vicepresidente segundo del Partido, salió rápidamente a plantar bandera con una curiosa defensa de la situación de Jujuy, donde cometió el error de decir que "Morales ganó con más del 50% de los votos".


Pero la alianza de intereses entre la UCR y el PJ no sólo tiene que ver con la consolidación de una cúpula partidaria o el nombramiento de jueces, sino también con la sucesión de Gerardo Morales en 2023. El gobernador no quiere explicitar si irá o no por un nuevo mandato pero, mientras dice mantener sus aspiraciones presidenciales, ha dado una indicación inequívoca a su tropa: quiere que haya una Reforma en la Constitución de la Provincia.


Quien recogió el guante fue nada menos que el diputado rivarolista Pedro Belizán, que sorprendió ponderando el diálogo con el oficialismo y declarando que "el gran debate será el de la Reforma Constitucional". Lejos de la agenda de la sociedad, Belizán instaló entre las prioridades de la discusión legislativa el tratamiento de un proyecto que reforme la Carta Magna de la Provincia. ¿Será cierto que Morales pretende que sea un diputado del peronismo quien presente el proyecto? ¿Habrá alguien dispuesto a esa inmolación política?


Por más que no plantee explícitamente la posibilidad de reelección del actual binomio Morales-Haquim, la sola modificación de la Constitución podría dejar habilitado el panorama para una interpretación "amigable" de la Justicia local. Traducido: el Tribunal Superior de Justicia podría terminar diciendo que dado que se trataría de una nueva Constitución, el actual mandato del gobernador es el primero a contabilizar y no el segundo. Si bien el antecedente de Santiago del Estero no es auspicioso (la Corte Suprema no convalidó una maniobra similar de Gerardo Zamora), Morales apostaría por la no intervención a tiempo de la Justicia Federal.


Paradójico el ejemplo de Santiago del Estero, un lugar en el que la UCR y el PJ gobiernan juntos desde hace más de 10 años, repartiéndose el poder y hasta dejando sin representación en el Senado a la oposición. ¿Esa es la idea de Morales? Hace pocos días el gobernador habló con Eduardo Duhalde precisamente sobre la idea del "cogobierno" y de terminar con categorías como oficialismo y oposición. Por lo pronto, al menos a modo de ensayo, se juega con la estrofa de la Marcha Peronista, esa que reza todos unidos triunfaremos.





Editorial
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