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Sólo un coqueteo

El paso de Patricia Bullrich por Jujuy tuvo bastante repercusión, en medio de una campaña electoral que está por llegar a su fin y que parece regida en casi todo el país por una polarización entre kirchnerismo y macrismo, como desde hace ya muchos años.


En esa línea, la presidenta del PRO realiza una especie de gira por todo el país, donde busca fidelizar el voto antikirchnerista, muchas veces apelando a frases más que polémicas como las de ayer, en la que acusó a la vicepresidenta Cristina Fernández de borrarse para el cierre de la campaña, cuando era de público conocimiento que la ex presidenta estaba internada luego de someterse a una operación.


En el medio de su raid mediático, Bullrich se hizo presente en un acto de Cambia Jujuy, en el que se la vio muy sonriente al lado del gobernador Gerardo Morales, con quien cruzó elogios públicamente. "Conozco a Gerardo, quien siempre tuvo una voluntad muy férrea, lo veo como uno de los presidenciables de Juntos por el Cambio", deslizó la ex ministra de Seguridad.


"Yo la acompañaría a ella y ella también dijo que me acompañaría a mí, sería un honor que pueda disputar y le pido que no le afloje", le devolvió Morales. El gobernador parece haberse alejado cada vez más del discurso dialoguista y luce decidido a agitar la grieta, llegando a declarar "no he visto un peor gobierno que el que tenemos ahora a nivel nacional".


De todas maneras, el cruce de elogios públicos que hicieron Bullrich y Morales no se enmarca en la idea de proyectar realmente una fórmula conjunta para el 2023. En términos generales, se podría decir que lo que une a ambos dirigentes es un enemigo común: el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta.


Tanto al gobernador jujeño como a la presidenta del PRO les preocupa sobremanera que Larreta ya se muestre como el candidato presidencial de Juntos por el Cambio para dentro de dos años. Bullrich cree que ese lugar corresponde a los "halcones" del espacio, que mostraron su férrea oposición al Gobierno Nacional desde un comienzo y mantuvieron una lealtad inquebrantable con Macri.


Morales, por su parte, piensa que la disputa deberá dirimirse en unas PASO y que el radicalismo tiene todos los números para obtener un triunfo en la interna. Piensa disputar la candidatura o -en el peor de los casos- fortalecer el armado territorial de Facundo Manes, una especie de aliado-adversario que el gobernador tiene dentro de la UCR.


En ese marco se inscriben las sonrisas para la foto de ayer entre ambos dirigentes. Los une el espanto, más que el amor, y una ambición personal con vistas a 2023. Se trata, por tanto, tan sólo de un coqueteo.





Editorial
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