Sadir ya se prueba el traje de gobernador
A menos de dos meses de asumir como gobernador de Jujuy, el ministro de Hacienda Carlos Sadir ha subido el perfil y ya comienza a mostrarse como quien administra la provincia. Lo hace de manera sutil y en medio de una campaña nacional en la que no parece querer inmiscuirse, priorizando un discurso abocado al ámbito provincial.
En su equipo de trabajo explican que todo está consensuado con el gobernador Gerardo Morales, a quien señalan con un "perfil nacional" y que claramente pasa la mayor parte del tiempo en Buenos Aires, entre reuniones y actos. El actual mandatario celebró públicamente la incorporación de su ex compañero de fórmula, Horacio Rodríguez Larreta, a un eventual gabinete de Patricia Bullrich, aunque evita la sobreexposición de otras épocas.
Con respecto a Sadir, resulta claro que comenzó a hablar como el futuro gobernador. En esa línea pueden leerse las últimas declaraciones, en las que se refirió a la coparticipación nacional y señaló que "si en 2024 no logramos las correcciones que prometió el ministro Massa estaremos más complicados todavía, se comprometió a compensar eso, pero hoy no es ley y se dice que será tratado en el Presupuesto 2024".El mensaje es claro: gobierne quien gobierne, él estará al frente del Ejecutivo provincial y su prioridad serán los recursos de la provincia.
Según el ministro "la recaudación provincial está andando bien y aumentó la participación, pero que caiga la coparticipación nacional es complejo." Sin embargo, no hizo referencia alguna a la falta de una ley de coparticipación municipal, una eterna deuda de Jujuy que es reclamada por intendentes y comisionados oficialistas y opositores.
Respecto al futuro de la obra pública, Sadir cumplió con el mandato de mostrarse prudentemente optimista. "Venimos bien, están avanzando a buen ritmo, agunas se demoran porque hay productos importados y hay muchos problemas con la importación.; con el tren nos pasó eso, pero en noviembre ya lo tendremos en Jujuy", aseguró. Un mensaje centrado en poner las culpas en los otros, casi como si ya fuera el gobernador.