La pata peronista
Siempre se dijo que Gerardo Morales era "el más peronista de los radicales", en referencia a su estilo de conducción y capacidad de rosca política. Y esta semana, a poco de ser electo presidente de la UCR a nivel nacional, el gobernador de Jujuy recurrió a sus viejos dotes y tendió puentes con el presidente Alberto Fernández, lo que derivó en la presencia de Carlos Haquim en la reunión convocada por el primer mandatario para hablar sobre las negociaciones con el FMI.
El viaje del vicegobernador jujeño no fue algo planeado con anticipación, ya que en un primer momento Morales pareció alinearse con la postura del PRO a nivel nacional, que tildaba al encuentro de "reunión política" y pretendía vaciarlo de representación. ¿Qué pasó entonces? Varios llamados entre Morales y Presidencia para acercar posiciones, que derivaron en un acuerdo de palabra: por parte del Gobierno Nacional, se evitaría convocar a empresarios y dirigentes sindicales y el discurso de Fernández sería más técnico que político; por parte de Morales, el compromiso de que las gobernaciones de Jujuy, Corrientes y Mendoza reconsideren su posición y envíen representantes al encuentro.
Así se plasmó la tregua entre los gobernadores radicales y el presidente Fernández, que derivó en varias acusaciones desde el interior de Juntos por el Cambio para con Morales. En Redes Sociales, los seguidores macristas hicieron tendencia la palabra "traidor", mientras que el diputado nacional Fernando Iglesias disparó "me tiene harto el vice de Lavagna". Los históricos zigzagueos políticos del gobernador de Jujuy, sumado a sus relaciones de años con dirigentes del peronismo, fueron motivo de reproche.
En ese marco, tomó trascendencia la presencia en Buenos Aires de Carlos Haquim, líder de Cambia Jujuy," sin el que Morales no hubiera podido llegar a la gobernación. El vice jujeño disfrutó de la centralidad política y buscó bajar un mensaje antigrieta, llamando a "dejar de lado cuestiones partidarias de cara al escenario económico de tamaña envergadura".
Morales ya había señalado previamente que "la deuda la contrajimos nosotros, lo menos que podemos hacer es ir y escuchar". Haquim fue en la misma sintonía, señalando que "es tiempo de pensar la manera de salir adelante, más allá de las culpas y las diferencias políticas". Al gobernador le ganó la necesidad política y las ganas de exponer a Rodríguez Larreta como un intransigente en momentos de inestabilidad; al vice, las ganas de volver a hacer valer el peso de la "pata peronista". Aunque muchos, un poco en serio y un poco en broma, señalen que quizás Morales se esté convirtiendo en la "pata radical" del Gobierno Nacional.