Entre las antorchas y el Titanic
Pese a que hace tan sólo un mes obtuvo un triunfo rotundo en las urnas, el gobierno de Morales enfrenta su peor momento frente a la opinión pública. ¿Cómo fue que pasó y a qué se debe la sensación de que al gobernador le entran todas las balas?
La primera razón hay que buscarla, como en casi toda crisis, en la política económica y su impacto. Los magros sueldos de los empleados públicos, docentes y personal de Salud siempre fueron una bomba a punto de estallar, que finalmente estalló.
Así fue que comenzó un paro docente con altísimo acatamiento, que pronto desembocó en movilizaciones de protesta de todo tipo, acompañadas por parte de la sociedad y de la dirigencia política opositora. La resolución del conflicto aún es incierta pero hasta ahora sólo ha recrudecido: una simbólica protesta nocturna con miles de antorchas fue respondida con un decreto oficial que sólo acentúa su las penalizaciones para quien protesta.
El segundo motivo tiene que ver con el tratamiento de la reforma constitucional. Y esto se debe a que, pese a todo lo que se había dicho al respecto, casi nadie esperaba que el gobierno llegara tan lejos con sus intenciones. Las dos iniciativas más polémicas que sorprendieron incluso al peronismo acuerdista son nada menos que la modificación de la periodicidad de las elecciones legislativas (en lugar de renovaciones parciales cada dos años, serán totales y cada cuatro) y la automática mayoría parlamentaria para quien sea elegido gobernador.
¿Dónde quedaron las promesas de Guillermo Jenefes respecto a la incorporación de una ley de coparticipación municipal y la eliminación del piso electoral? Seguramente en el mismo lugar que el discurso de Carolina Moisés respecto a "dejar de decir no a la reforma y discutirla". Lo concreto es que Morales sorprendió todos y quienes se habían mostrado conciliadores quedaron en offside: el gobernador no sólo los ignora sino que les limita aún más la posibilidad de competir.
Toda la puesta en escena de convencionales discutiendo artículos quedó en el olvido, tanto como la idea de "una Constitución para los próximos 50 años". El tratamiento de la reforma ha sido escandaloso y sólo la Izquierda parece haber capitalizado los nuevos excesos del gobernador, que cada vez tienen más cobertura en los medios nacionales.
El tercer eslabón que ayuda a entender cómo se llegó a la actual situación tiene que ver con el juego político nacional de Morales. Aquí también el gobernador decidió jugar a todo o nada, consolidándose en el papel de vocero de Rodríguez Larreta respecto a las cosas que no puede -o no quiere- decir el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Morales jugó fuerte por la incorporación a Juntos por el Cambio de Juan Schiaretti. Y eso desató una tormenta en primer lugar en Córdoba, dónde desde Luis Juez para abajo todos alzaron la voz por semejante contradicción ideológica. Allí vieron también la luz los adversarios internos del gobernador dentro de la UCR, para intentar limarlo: Cornejo, Naidenoff, Sanz, Losada y todo el radicalismo que juega con Patricia Bullrich hicieron fila para golpearlo.
Pero además, semejante movida política generó un huracán dentro de Juntos por el Cambio, y uno de los más ofuscados fue el ex presidente Mauricio Macri, desde hace tiempo muy enemistado con Morales, a quien considera "un desagradecido". Por eso mismo, ese blindaje mediático que el gobernador jujeño tejió inteligentemente comenzó a resquebrajarse. Basta leer La Nación para darse cuenta que la cobertura respecto a Morales comienza a cambiar.
Cómo frutilla del postre, el gobernador cometió un nuevo error no forzado al invitar a James Cameron, director de la película "Titanic" entre otros grandes éxitos. El cineasta tuvo palabras muy elogiosas respecto a Morales, pero luego recibió a representantes de comunidades originarias y afirmó haber sido engañado por el gobernador. Un paso de comedia que hubiera sido una anécdota más si no hubiese tenido tanta repercusión en los portales nacionales. Morales buscó explicarle la situación a Cameron a partir de un extensísimo uso de las Redes Sociales. Deberá andar con cuidado, porque como dicen, del ridículo es del único lugar del que no se vuelve.
