El caos
“El desafío de este año es convivir con el Coronavirus, sabiendo lo que tenemos al frente, sabiendo que la mejor cura es usar barbijo, mantener distancia y limpiarse las manos”. El gobernador Gerardo Morales hablaba y parecía en otra sintonía de lo que se estaba viviendo en Jujuy durante el Carnaval.
La contundencia de las imágenes que circularon -amontonamientos, falta de barbijos, descontrol- hizo que luego ensayara una suerte de cambio de discurso, hablando de "desborde" y pidiendo a los que participaron de los festejos, que no salgan de sus casas. "Fueron a divertirse y no cumplieron con las normas, ahora que se aíslen en sus casas por lo menos esta semana", disparó.
¿Es factible que quienes estuvieron celebrando el Carnaval vayan a autoaislarse? No, claramente. ¿El plazo de "una semana" que señala Morales se basa en algún criterio médico? Tampoco. Pura improvisación de un gobierno que alentó los festejos, celebró la llegada de casi veinte mil turistas, pero no quiere cargar con los costos de una posible aceleración de la curva de contagios.
Para colmo de males, la fecha coincidió con la vuelta a clases, donde predominaron escenas de falta de prevención, carencia de protocolos y malas condiciones edilicias y de higiene en las escuelas. ¿Es sostenible la vuelta a clases en estas condiciones? No parece probable, más allá de que el gobernador expresó que "todos anhelamos este regreso".
Sin planificación, con medidas demagógicas y una evidente falta de coordinación entre sus áreas, el gobierno provincial improvisa acciones y discursos semana a semana. Son días de caos.
