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Dos Días Después

  • brendaglickman
  • 14 may
  • 2 Min. de lectura

A menos de 48 horas de los comicios, Rubén Rivarola armó un acto rodeado de la plana mayor del radicalismo de la provincia. 


La excusa formal fue la "inauguración de una ampliación en la Clínica Nuestra Señora de Fátima", propiedad de la familia Rivarola. La tapa de El Tribuno marcó la importancia que tenía para el cacique peronista la movida: foto a todo color en la que se lo deja ver rodeado del gobernador Carlos Sadir, su vice Alberto Bernis, el intendente Raúl Jorge y el ministro de Salud, Gustavo Bouhid. 


Con el golpazo que le dieron los resultados al Frente Justicialista el domingo, no son pocos los que se quejaron de la jugada de Rivarola. El empresario no se hizo presente en la conferencia que el espacio dio esa misma noche y, tan sólo 48 horas después, organizó un acto con todas las figuras a las que había que "ponerles un límite". 


No sólo eso llamó la atención, sino también la presencia y el rol importante que le dieron al ex vicegobernador Guillermo Jenefes, quien durante toda la campaña criticó sin piedad al Frente Justicialista, del que se terminó de alejar tras el cierre de listas. "No fue el único peronista, sólo que algunos evitaron las fotos y se fueron temprano", remarcó por lo bajo uno de los presentes. 


¿Deslealtad? ¿Pragmatismo? Más allá de los calificativos, la jugada de Rivarola tuvo una clara intención: intentar desmarcarse de los resultados y a la vez mostrar vigencia desde lo que es su fuerte, que es su rol de empresario. Sin importarle que le digan "casta", Rivarola juntó en una foto a casi todo el status quo local como si nada. Y eso que Gerardo Morales agradeció la invitación pero eligió seguir con su bajo perfil y no aparecerse por Palpalá.



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