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Ya no queda a quién culpar


Primero eran los jujeños repatriados, luego los extranjeros que quería ingresar al país por la frontera, después los salteños. Los camioneros, la cholita, los policías irresponsables y demás etcéteras resumen lo que ha sido la explicación oficial cada vez que hubo un problema: la responsabilidad es del otro.


Hoy, el gobernador admitió por primera vez que en algunas zonas de la Provincia el sistema está colapsado, pese a que hace pocos días el senador Mario Fiad había acusado a Guillermo Snopek de mentir con sus denuncias respecto al estado del sistema sanitario en Jujuy.


Los problemas inmediatos que se enfrentan, según palabras del propio Morales, son dos: lograr que las Obras Sociales abran sus puertas “al nivel de las circunstancias” y garantizar la asistencia médica en las zonas de más contagios.


Lo más inexplicable es que, pese a la gravedad de la situación, el Gobierno dejó trascender que analiza la flexibilización “en las zonas que no están en rojo”. En un momento así, está claro que el aislamiento es la única opción para disminuir el flujo de contagios y descomprimir de a poco el sistema.


Hace ya dos meses, desde Política Jujuy se advertía que Morales apostaba a un “modelo jujeño” para hacer frente a la Pandemia, con un nivel de apertura y flexibilización muy grande e incluso la ambición de que volviera el ciclo lectivo. El Gobierno se arriesgó en demasía y hoy paga las consecuencias de decisiones erróneas. Y algo parece quedar claro: ya no queda a quién culpar.


Editorial
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