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Morales, entre aciertos, errores y desafíos

El gobernador Gerardo Morales ha transitado este último mes -en el que el Coronavirus eclipsó todos los temas- con perfil alto y apelando a uno de sus grandes caballitos de batalla: el discurso de mano dura. Eso le ha valido, hasta el momento, un grado de aceptación significativo en la sociedad jujeña, tal como lo indican las encuestas que llegan semanalmente a Casa de Gobierno.


Morales planteó desde un principio algunos temas en la agenda pública que muchos dirigentes preferían evitar: la suspensión de clases y el uso obligatorio de barbijos, por ejemplo. En ambas cuestiones fue pionero y estuvo en contra de lo que en ese momento indicaba el Gobierno Nacional.


Eso le valió un nivel de apoyo considerable dentro de Jujuy y lo dotó de la credibilidad de quien terminó teniendo razón. Sus medidas extremistas fueron imitadas a lo largo y ancho del país y hoy son obligatorias para todos. Sin embargo, en otros aspectos el gobernador se condujo con mucha imprudencia y concentró críticas al por mayor, sobre todo en los Medios Nacionales.


Primero, con el episodio del micro Balut -que aún dista mucho de estar aclarado- que le valió no sólo el duro reproche de Horacio Rodríguez Larreta sino también la advertencia pública del presidente para quienes quieren "pasarle la pelota al otro". Los móviles de todos los canales de TV dieron amplia cobertura al caso y las aclaraciones del propio Morales en Crónica oscurecieron un poco más la explicación oficial.


Ayer, el gobernador expresó su idea de colocar fajas delante de las viviendas que tengan posibles casos de infectados. La iniciativa tuvo rápidamente repercusión y llegó a ser trending topic en las Redes Sociales, con comentarios negativos de todo tipo. Entre el control social y la discriminación hay un hilo muy fino y cuesta pensar que esta medida no sea finalmente revisada por el Gobierno Provincial.


El Poder Ejecutivo tiene hoy un desafío más inmediato: el presidente Alberto Fernández encomendó a cada gobernador que efectuara una plan en el que detalle qué actividades comerciales pretende reactivar y de qué manera. Es decir que la responsabilidad de la flexibilización progresiva de la cuarentena dependerá de cada mandatario.


Según trascendió, durante estos primeros días el Gobierno Provincial no propondrá mayores cambios, aunque hay algunas actividades en estudio y se sigue de cerca la evolución de la pandemia en Salta, a fin de habilitar en algún momento el tránsito entre ambas provincias. El federalismo que muchos reclamaban llegó casi sin aviso, en un momento dramático para todo el país.






Editorial
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