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Días turbulentos

El gobernador Gerardo Morales viene enfrentando jornadas muy difíciles luego del 27 de octubre, fecha en la que se confirmó que la experiencia de Cambiemos en el gobierno nacional llegaba a su fin.


El golpe más difícil de procesar para el mandatario es el que le asestó la oposición en la Legislatura, donde no convalidó el proceso de juicios políticos impulsado por el oficialismo contra el fiscal Ficoseco y miembros del Tribunal de Cuentas. Morales confiaba en que al menos dos legisladores del peronismo votaran a favor, pero se encontró con una carta que no previó: la visita del titular del PJ nacional, José Luis Gioja.


Gioja marcó la cancha a casi todo el peronismo local de entrada y en la propia casa de Rubén Rivarola y, por si fuera poco, tuvo luego un encuentro con los legisladores del Bloque Justicialista para revalidar la indicación: los juicios políticos no debían convalidarse. Según pudo saber Política Jujuy, el sanjuanino transmitió una clara bajada de línea también en Salta, provincia que visitó luego y en donde pronunció la frase “estamos nosotros y están ellos”.


Mientras tanto, Morales intentaba gestiones de último momento buscando tentar a diputados por separado, pero ya era tarde. El peronismo unido –aunque atado con alambres- le asestó un duro golpe al gobernador que hizo de la cuestión una cruzada inexplicable. Asimismo, le generó una gran diferencia con Rivarola, quien hasta el momento es de los pocos que pregonan la buena convivencia con el oficialismo. ¿Hay margen para esa “oposición constructiva”?


La respuesta puede leerse entre líneas en un breve mensaje que el senador nacional Guillermo Snopek publicó en sus Redes Sociales, con un llamado a que “todos los que en silencio soportan injusticias denuncien lo que ven, el látigo amedrentador de Gerardo Morales ya no da miedo”. La estrategia de Snopek para los próximos años es clara: polarizar con Morales desde un comienzo.


Luego de la derrota legislativa, el gobernador partió a Buenos Aires para participar de una reunión de la nueva mesa ejecutiva de Cambiemos, que es algo así como la misma de siempre pero sin la presencia de Marcos Peña. Hasta allí todo fue sin sobresaltos, pero luego Morales tuvo un duro cruce con el gobernador mendocino, Alfredo Cornejo, correligionario y hasta ahora aliado.


La pelea tiene que ver ni más ni menos que con la jefatura del bloque de diputados nacionales de la UCR, en donde Morales se inclinaría por apoyar al cordobés Mario Negri, en detrimento del mendocino. Cornejo se siente traicionado y cree que el gobernador jujeño sólo quiere limarle poder porque lo ve como un rival. Al margen de las razones, la discusión fue en duros términos y hay quienes creen que el radicalismo terminará partiéndose.


Como si fuera poco, el gobernador sufrió durante toda la semana los embates de un sector del kirchnerismo comandado por el dirigente social Juan Grabois que lo acusa de haber apoyado logísticamente el golpe de Estado en Bolivia. La respuesta vía Twitter y con insulto incluido por parte de Morales no pareció la mejor. Son días turbulentos.

Editorial
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