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Ferreyra divide aguas

El fenómeno de don Julio parece estar resquebrajándose, en un panorama que vuelve a verse complejo para el justicialismo local. El motivo no es otro que su pretensión de ser candidato a diputado nacional por el espacio de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.


¿Qué pasó en tan sólo tres semanas? Mucho, quizás demasiado. Por empezar, Ferreyra había deslizado durante la campaña que nunca sería candidato a otra cosa (“gobernador o nada") pero que además Roberto Lavagna le parecía el hombre más idóneo para la presidencia y que él sería un hipócrita si apoyara a los Fernández. De hecho, en una entrevista con el diario La Nación, había marcado que tenía diferencias con Adrián Mendieta -su compañero de fórmula- respecto al kirchnerismo pero que esa era una elección meramente local y por eso se unían.


Al poco tiempo, el ex candidato a gobernador dijo que sus declaraciones se habían malinterpretado y que él asumía el desafío de ser candidato a diputado nacional “si eso era un motivo de unión y no de discordia”. Con el paso de los días quedó claro que Ferreyra ya no unía voluntades: 5 listas más se presentaron a la par de la suya.


Los rechazos a su candidatura comenzaron a multiplicarse dentro del PJ. Los diputados provinciales Pedro Belizán y Pedro Torres decidieron acompañar a Mendieta, junto a Patricia Armella. Carolina Moisés, por su parte, logró el apoyo de Juan Manuel Esquivel y Patricia Gutiérrez. Paralelamente, Guillermo Jenefes, Alberto Matuk y hasta Guillermo Sapag se anotaron en la pelea y desconocieron a don Julio.


“No tiene palabra”, dicen quienes le retiraron su apoyo. “Tiene los votos”, retrucan desde el sector que lo sostiene, encabezado por el Dingui Palmieri. Sin embargo, un nuevo traspié surgió durante los últimos días: el rechazo indeclinable de los Fernández de aceptar la adhesión de la candidatura de Ferreyra. Según pudo saber Política Jujuy, ninguna lista cuenta hoy con el aval oficial y todas navegan en la incertidumbre, pero la que encabeza el veterano dirigente ya fue tachada.


“Su crítica al trabajo de las Abuelas de Plaza de Mayo, las dudas que planteó sobre el número de desaparecidos y sus ideas sobre los jóvenes y el servicio militar no tienen nada que ver con lo que es el Frente de Todos”, explican. Al parecer, la amplitud del Frente tiene sus límites, sobre todo si se pone en juego uno de los valores principales sobre los que se asienta el kirchnerismo: la defensa de los Derechos Humanos.


Ferreyra se encuentra entonces parado sobre sus votos, concentrados particularmente en San Salvador y alrededores. La amenaza de “fuego amigo” de sus competidores internos es muy fuerte: ya nadie hablará de “don Julio” sino que buscarán bajarlo al barro de la política. Los acuerdos que se habían cerrado alrededor de su candidatura a gobernador ya no existen.


El ex candidato a gobernador se encuentra así ante un desafío enorme, afrontar una campaña con lista corta, sin ser reconocido por Alberto Fernández y enfrentando paralelamente al radicalismo y al kirchnerismo, que ya dio muestras de que no lo quiere entre sus filas. ¿Podrá montar una campaña consecuente, en un escenario de creciente polarización? Es una de las grandes dudas que persisten. Lo único cierto hasta ahora es que la concordia ha quedado muy lejos y Ferreyra, hoy en día, divide aguas.


Editorial
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