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Oficialismo: se empantanó el camino

Quizás no podía esperarse otra cosa de cara a las elecciones provinciales que se avecinan. Con un Gobierno Provincial que esperó hasta último momento para convocarlas, especulando en relación a su mejor conveniencia política, pero descuidando el armado y la contención de sus aliados.


Así se llegó a esta situación en la que a poco más de 2 meses de la votación reinan las incógnitas y escasean las certezas. La primera de las dudas es por el compañero de fórmula de Gerardo Morales: ¿será realmente Carlos Haquim? ¿por qué el gobernador no lo oficializa y permite el juego del serrucho de Mario Fiad? El vicegobernador mantuvo la casa en orden ante los reiterados viajes de Morales y estableció cierta paz en la Legislatura, pero la desconfianza de Morales con los que no son “puros” es infinita.


Misma situación se vive con la postulación a intendente de la Capital: estando el Chuli Jorge como número puesto, ¿con el aval de quién se lanza Jorge Rizzotti a disputarle el lugar? Morales nunca vio como alguien propio al intendente capitalino y se sabe que fogoneó durante sus primeros años el desembarco de Rizzotti a la Capital. Sin embargo todo parecía haber quedado olvidado hasta que el ministro de Infraestructura anunció que disputaría la intendencia.


Además de querer a gente de su riñón en lugares clave, el gobernador ya piensa en su sucesión: manteniéndose en sus cargos, Haquim y Jorge serían número puesto para disputar la gobernación en 2023. Y allí Morales tiene otros planes, prefiriendo a Mario Fiad para reemplazarlo. Como se ve, sus sueños nacionales no hacen que pierda de vista las riendas de la Provincia.


Los problemas del oficialismo no terminan allí, ya que el gobernador debe hacer un equilibrio entre radicales y aliados, que cada vez tensan más la cuerda. El sector de intendentes más beligerante no quiere saber nada con las colectoras: temen perder sus territorios o la mayoría en el Concejo y terminar siendo “una escribanía del Gobierno Provincial”. Las conversaciones se suceden todos los días y los acuerdos están aún muy lejos.


Por otro lado están los aliados Snopek: Carlos Daniel y Alejandro. Más allá de que se les hace muy difícil explicar su posicionamiento ideológico siendo oficialistas en lo local y opositores en el ámbito nacional, los dueños del histórico apellido pelean por sus lugares. Y para peor, coquetean con conversaciones con dirigentes del PJ, acaso planteando la amenaza de romper.


Un panorama difícil para un oficialismo que igualmente se presume favorito en los comicios. La famosa lapicera que define las listas empantana su camino.


Editorial
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