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Un PJ a pedir de Morales

Desde que asumió como gobernador, los movimientos en el peronismo fueron una de las principales obsesiones de Gerardo Morales. Controla con informes semanales qué hacen y dejan de hacer sus principales dirigentes, además del monitoreo diario de todas sus declaraciones en los Medios.


Según cuentan en Gobierno, todo lo que ve alrededor del centenario Partido lo deja tranquilo de cara a la contienda electoral de 2019. “Gerardo se frota las manos cada vez que ve una foto de las actividades que organiza el PJ”, confiesa un operador radical que se sienta en la mesa ampliada que busca definir la estrategia para el año que viene.


“El peronismo sexagenario ya no es rival, lo único que tenemos que atender son nuestros problemas internos”, completa la descripción, envalentonado y provocador. Lo cierto es que un PJ vacío, disperso y que se empeña en discutir los mismos apellidos no hace más que ser funcional a los intereses del oficialismo.


“No hemos sabido modernizarnos” admiten en la sede del Justicialismo. Acaso como un anticipo de un hecho que se refleja en todas las mediciones: el peronismo tiene sus peores niveles de aceptación en la franja etaria que va desde los 16 a los 29 años, es decir los jóvenes .


¿Se puede revertir esa imagen? Difícil, dado que ninguno de los últimos movimientos parece ir en esa línea. De hecho, la discusión sobre la amnistía a viejos dirigentes vuelve a situar la discusión en torno al pasado. ¿Habrá futuro para el peronismo?


Editorial
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