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Semana crucial para el Gobierno

Ha comenzado una semana difícil para el Poder Ejecutivo, en la que acechan distintas problemáticas que vienen acumulándose hace tiempo sin solución aparente. El gobernador Gerardo Morales analiza con los integrantes de su mesa más chica los pasos a seguir para enfrentar los días que se vienen.


El tema que más pronto tiene que tener una respuesta es la denuncia que pesa sobre el ministro de Producción, Juan Carlos Abud Robles. Llamativamente, nadie en el Oficialismo ha querido expedirse sobre el supuesto cobro de dos sueldos por parte del ministro, que denunciara hace ya varios días la diputada Alejandra Cejas. Eso ha generado que las principales figuras del Gobierno hayan apagado sus celulares ante la requisitoria de los periodistas, pero la pregunta es hasta cuándo puede no haber una explicación al respecto.


Abud Robles no sólo ha generado ese dolor de cabeza a Morales, sino que arrastra los coletazos de una venta del Ingenio La Esperanza que está cada vez más en tela de juicio. Al parecer, el Grupo Omega Energy no vio tantas bondades en el trato con la Provincia y decidió incumplir varios términos del acuerdo, algunos de los cuales involucran directamente a los trabajadores del Ingenio. Éstos se debaten por estas horas acerca de si aceptar o no la pérdida del reconocimiento de su antigüedad en el trabajo, a cambio de una indemnización que costearía el Gobierno Provincial. Cuándo y cómo se resolverá la cuestión de La Esperanza es algo cada vez más crucial para el gobernador.


Morales tampoco puede desentenderse de la situación a nivel nacional, muy preocupante en lo que respecta a la Economía. En ese sentido, tuvo que salir a reafirmar públicamente (al igual que la mayoría de los gobernadores) que Jujuy cumpliría con las metas de bajar el déficit fiscal. Para eso, el Gobierno Nacional pide un ajuste de las cuentas públicas que hasta el momento no se ha dado.


Paralelamente, el gobernador tuvo que salir a reconocer que el anuncio de un aumento del 5% para estatales y docentes debería rediscutirse, ante la furibunda devaluación del peso de las últimas semanas. El malhumor en el sector de los docentes es un capítulo aparte, ya que pesa un desgaste enorme sobre los hombros de la ministra Isolda Calsina, casi desde el comienzo de la gestión radical.


Morales discute permanentemente con sus colaboradores más cercanos cómo hacer frente a la crisis. Allí resalta la figura de su hermano Freddy, secretario de la Gobernación y de Alberto Bernis, jefe del Bloque Radical en la Legislatura. La principal preocupación de la mesa chica del gobernador es cómo detener la caída de la imagen de la gestión provincial, aun a pesar de que saben que los números de Morales no han bajado en la misma proporción. Se analiza un recambio de gabinete, aprovechando para eyectar a los ministros con peor imagen y oxigenar la gestión, aunque se discute el cómo realizar los cambios sin que la cabeza de los funcionarios salientes sea un trofeo para la Oposición. Morales ya está decidido a echar mano, y sólo falta saber cuándo se producirá el tan postergado “cambio dentro de Cambiemos”.


Editorial
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