Gerardo Morales, convocado a Buenos Aires en el peor momento
Tras la crisis económica que se desató el último mes con la fuerte subida del dólar y el inicio de los contactos con el Fondo Monetario Internacional, empiezan a producirse algunos cambios en la estructura de la toma de decisiones de la Casa Rosada.
Según se dejó trascender, la idea sería “ampliar la mesa” de discusión, e incorporar a la misma a dos clase de dirigentes: por un lado, a los de la denominada “ala política” del Gobierno, y por el otro, a los aliados considerados clave. Dentro de la primera línea se inscriben el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Emilio Monzó, y el ministro de Interior, Rogelio Frigerio. Y respecto a los aliados, allí figuran Elisa Carrió, Alfredo Cornejo y Gerardo Morales.
Carrió representa a la Coalición Cívica pero también es una dirigente con buena imagen y una suerte de fiscal del propio Gobierno, por lo que su apoyo resulta fundamental a la hora de la Comunicación. Por el lado de Cornejo y Morales, ambos no sólo representan al Radicalismo sino que también aportan territorialidad y gobernabilidad, dado que son gobernadores ratificados por el voto en sus provincias.
Todos los que fueron convocados durante las últimas horas se habían quejado en su momento, ya sea por lo bajo o en los Medios, de estar marginados de la toma de decisiones. La paradoja es que ahora que se los integra a la mesa de discusión es porque la situación se ha vuelto más difícil y las noticias que tengan que comunicarse serán menos felices.
¿Qué quiere decir esto? Que el Gobierno ha adelantado que vendrá un ajuste más profundo, con recortes importantes en la Obra Pública y reducción del déficit a cualquier precio. Y para eso quiere la mayor cantidad de avales posibles, es decir quiere compartir la responsabilidad con sus aliados.
En esa línea, la convocatoria para Gerardo Morales no cae en el mejor momento, dado que se prevé que él sea quien lleve la voz del Gobierno Nacional en el NOA en un contexto de ajuste. Rodeado de gobernadores peronistas, el mandatario de Jujuy representa un oasis en el Norte con el que Macri pretenderá oxigenarse. Para Morales la cuestión pasará por no sufrir el arrastre de la ola amarilla, que viene en bajada.